sábado, 25 de junio de 2011

Leyendo a Sábato

.
El diario montañés, mayo de 2011

Leyendo a Sábato

Por Luís Sala

Leyendo a Sábato aprendí lecciones fundamentales para la vida y para el oficio de escribir. Entendí que en la literatura, como en el periodismo, no hay temas grandes y temas pequeños, asuntos sublimes y asuntos triviales. Que son los hombres y las mujeres los que son pequeños, grandes, sublimes o triviales. Que la misma historia del estudiante pobre que mata a una usurera puede ser una mera crónica policial o 'Crimen ycastigo'.

Leyendo a Sábato aprendí a desconfiar de los que escriben sobre cualquier cosa. Descubrí que cuando se escribe en serio, el tema no se elige. Es el tema el que lo elige a uno. Que el creador verdadero no hace sino hablar una y otra vez de las mismas obsesiones que lo acosan. Que la política, el tiempo y los deportes están bien para llenar las páginas de los periódicos. Pero lo verdadero es siempre simbólico y no se puede contar con la misma prosa que utilizamos para la crónica política o para redactar el prospecto de una lavadora.

Leyendo a Sábato descubrí que la felicidad en la vida se nos da en pedazos, apenas en momentos fugaces. Que cuando uno es pequeño espera la gran felicidad, una felicidad enorme y absoluta. Y luego, de mayor, a la espera de ese fenómeno, se dejan pasar o no se aprecian las pequeñas felicidades, las únicas que existen.

Leyendo a Sábato comprendí que la patria es la infancia y que por eso quizá es mejor llamarla matria, porque es algo que ampara y calienta en los momentos de soledad y de frío. Que, cuando se trata de seres humanos, la verdad no se puede decir casi nunca porque sólo sirve para producir dolor, tristeza y destrucción. Que la verdad está bien para las matemáticas o para la química, pero que en la vida es más importante la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza.

Leyendo a Sábato entendí que la guerra puede ser absurda y equivocada, pero el pelotón al que uno pertenece, los amigos que duermen en el refugio mientras uno hace guardia, eso es absoluto. Y que toda revolución, por pura que sea y sobre todo si lo es, está destinada a convertirse en una sucia y policial burocracia, mientras los mejores espíritus concluyen en las mazmorras o en los manicomios.

Aprendí que el pasado no es algo fijo, cristalizado, sino una configuración que va cambiando a medida que avanza nuestra existencia y que alcanza su sentido verdadero en el instante en que morimos. Y que a medida que nos acercamos a la muerte también nos acercamos a la tierra. No a la tierra en general, sino a ese pedazo de tierra en que transcurrió nuestra infancia, en que tuvimos nuestros juegos, la irrecuperable magia de la irrecuperable niñez.

Aprendí que el tiempo de los seres humanos no vuelve nunca para atrás, que nada vuelve a ser lo que era antes. Y que cuando los sentimientos se deterioran o se transforman no hay milagro que los pueda restaurar en su calidad original. Leyendo a Sábato entendí que no hay casualidades sino destinos. Y que no se encuentra sino lo que se busca. Y se busca lo que, en cierto modo, está escondido en lo más profundo y oscuro de nuestro corazón. Por eso, en las páginas finales de 'Abaddón', el escritor argentino hace que uno de sus personajes descubra en el cementerio una sepultura con una lápida que dice: 'Ernesto Sábato. Quiso ser enterrado en esta tierra con una sola palabra en su tumba. Paz'. Seguro que el gran Sábato ha encontrado ya esa paz que tanto ansiaba y necesitaba después de vivir casi todo el siglo XX y parte del XXI angustiado por la locura del mundo. A nosotros nos queda volver una y otra vez a sus libros, especialmente a sus tres novelas, para seguir disfrutando de una lectura fundamental. Una lectura de ésas que hacen que la vida merezca la pena.
.

viernes, 17 de junio de 2011

Poema LXVI

.

HECHICERA

Lleva un estigma de magia
en sus ojos
y en sus pasos nieva perfume de niebla.
Un presagio delgado de luna
le abrasa la frente
y los árboles saben de su luz
y su pena.
En sus manos anidan sonrisas
y en sus labios,
pétalos de la noche
florecen promesas de estrellas.

Leído en el Divino amore y dedicado a Ana Tortosa

Fotografía: Retrato de hechicera de Sonia Verdú

.

lunes, 6 de junio de 2011

Poesía en el Divino Amore

.

El próximo jueves 9 de junio, a las 21:45 horas, en el Café Divino Amore, Plaza del Carmen, 9 (Zaragoza), nueva sesión del Ciclo Poesía en el Divino Amore.

En esta ocasión intervendrán los poetas:

JORGE MUÑIZ-ALIQUE

ÁNGEL SOBREVIELA

JESUS ORTIZ PEJÓN

FERNANDO BURBANO

CARMEN ALIAGA

RICARDO FERNÁNDEZ MOYANO
.

domingo, 5 de junio de 2011

jueves, 2 de junio de 2011

Poema LXV

.


INADAPTADO

Levantó la mano
en mitad de la noche
para alcanzar la luna
y lo llamaron loco.
Levantó la mano
en medio de una plaza
para tocar el sol
y lo llamaron iluso.
Levantó la mano
en mitad de la tormenta
para atrapar al rayo
y lo llamaron inconsciente.
Levantó la voz
en mitad de un discurso
para gritar justicia
y lo llamaron terrorista.
Levantó la voz
en mitad de Misa Mayor
para solicitar ayuda
y lo llamaron sacrílego.
Levantó la voz
en mitad de un mitin
para pedir trabajo
y lo llamaron reaccionario.

Cuántas veces escondí la mano
por temor al poderoso,
a ser marcado como inútil
para esta vacía sociedad.
Cuántas veces callé
por miedo al dedo inquisidor,
a ser expulsado del orden
y convertirme en inadaptado.
.