domingo, 29 de junio de 2008

Poema I


IDENTIDAD


Para Ángel Guinda y Eloy Sánchez Rosillo


Llamarme Ángel Rosillo fue un sueño,

una ráfaga de luz en la niebla

que me sacó del asfalto

y me elevó a las nubes del Parnaso.

Llenó las horas tristes

con la miel de la palabra,

me fundió con el manto de la noche

y libé los pétalos del alba.

Ser Ángel Rosillo fue una lucha,

una quimera poblada de estrellas

que despertara mi esencia

sin más ropaje que mi alma.

Volar a los campos de lirios,

esculpir epitafios en deseos

y naufragar en la piel de los silencios

con las plumas de un viento nacarado.


Del libro inédito Rituales de Identidad

El cuento redescubre América


ABC, junio de 2008



POR A. ASTORGA

MADRID.


Julio Cortázar sostenía que la novela es el árbol, y el cuento la bellota que contiene todo ese árbol. «Los detectives salvajes», de Roberto Bolaño -el último piel roja de la literatura-, es una gran obra alimentada de cuentos trenzados. Denevi, Borges, Arreola, Silvina Ocampo, Monterroso... Aunque algunos de estos apellidos mayores de las letras iberoamericanas hayan concebido novelas, su prestigio se debe al cuento. Ayer, pastoreados por su editor Juan Casamayor -alma y espíritu de Páginas de Espuma, editorial que «vive del cuento»-, voces actuales de la narrativa breve iberoamericana reivindicaron el relato corto en la antigua Casa de Fieras del Retiro, hoy Feria del Libro.

Fernando Iwasaki («Helarte de amar») rompió el hielo apuntando que en asunto de cuentos «el tamaño no importa». Luisa Valenzuela, que presenta estos días «Tres por cinco», escribe novelas como descanso entre un cuento y otro, mientras que Andrés Neuman («Alumbramiento») recordó que «Ana Karenina», una de las novelas más densas de la Historia, arranca con un aforismo: «Creo en la escritura deliberada-mente nutritiva». Sobre la tabla redonda del debate se propuso que los cuentistas deben dejar de comparar el cuento con la novela porque el Quijote puede ser leído como sucesión de cuentos: «Es el género rey».

¿Por un nuevo «boom»?

Pero, ¿es el cuento un género para el futuro? A Iwasaki le inquieta más el futuro de la lectura en general que el futuro de la lectura del cuento: «Me interesa más un lector heterotextual que uno homotextual». Para Luisa Valenzuela, «el cuento es la mujer de la literatura. Es un género mayor, el género literario por excelencia, y la novela es la diversión».

¿Puede resurgir a través del espejo del cuento un nuevo «boom» literario? Andrés Neuman explica: «Me convendría decir que sí, pero pienso que no. Yo creo que el «boom» lo constituyó no un género literario, sino una forma de entender el lenguaje, y unos ciertos niveles de ambición estética y literaria. Si hace alguna falta resucitar el llamado «boom» creo que la vía sería una cuestión de exigencia literaria, no de géneros. Podría haber también cuentos muy malos, y con eso no haríamos nada». Cree, en todo caso, que el nuevo «boom» dependería de la calidad de los autores: «Me gustaría suplicar a los medios que la poesía existe, que no todo son narradores. La poesía es el fermento principal del lenguaje».

Para Luisa Valenzuela un nuevo «boom» sería ideal: «Me parece muy interesante esta movida de pequeños editores muy intensos y apasionados. Acá en España tienen maravillosos cuentistas como José María Merino, Luis Mateo Díez, Juan Pedro Aparicio... El cuento te acostumbra a leer con intensidad. Espero que la gente vuelva a ser lo que pedía Cortázar: lectores activos ¡todos!». Fernando Iwasaki ve complicado otro «boom»: «Es muy difícil porque en el «boom» había un editor, y ahora hay muchos. Había verdaderamente cinco genios, y yo creo que ahora el genio era Roberto Bolaño y no está con nosotros desgraciadamente. España venía de una especie de páramo editorial y literario. Entonces se dieron una serie de coincidencias que ahora no creo que se van a repetir. Pero menos mal que ha existido el «boom» porque gracias a ellos existimos nosotros».

Cuento, novela y esquizofrenia

Por su parte, el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez (autor de «Historia secreta del Costaguana» y que publica en Alfaguara el libro de relatos «Los amantes de Todos los Santos») plantea que para escribir una novela no basta con añadirle 180 páginas a un cuento, del mismo modo que crear un cuento no consiste en quitarle 180 a una novela: «Eso es falso. Es como la lírica y la épica. Un escritor que practica con seriedad el cuento y la novela es un esquizofrénico de mucho cuidado. Yo tengo esa esquizofrenía, claro. Cuando escribo un cuento hay un descenso a las emociones mínimas, que si no las cuentas pasan a no existir».

Puerto Rico recuerda a Juan Ramón Jiménez


TERRA ACTUALIDAD, junio de 2008

Puerto Rico recuerda los gloriosos años en la isla de Juan Ramón Jiménez

EFE



El poeta español Juan Ramón Jiménez ha sido recordado a los 50 años de su muerte en Puerto Rico, país en el que recibió el Premio Nobel en 1956 y en el que fallecieron su esposa y él.

Para los académicos puertorriqueños estudiosos de la obra del autor 'Platero y yo', el legado de este poeta español está profundamente ligado al país caribeño donde vivió sus últimos años.

La directora del Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico (UPR), la española Matilde Albert Robatto, describió a Juan Ramón Jiménez (1881-1959) como el 'mejor poeta de la Poesía Pura', a la que se dedicó en 'cuerpo y alma'.

Autora del libro 'Federico De Onis: Cartas con el exilio' -que trata la correspondencia que mantuvieron el escritor español De Onis (1885-1966) y Juan Ramón- Matilde Albert señaló que irónicamente De Onis también murió en Puerto Rico.

En ese volumen, Matilde Albert recordó las dificultades económicas que tuvieron el poeta y su esposa, Zenobia Campubrí -de madre portorriqueña y padre catalán-, 'en diferentes momentos de su vida y, sobre todo, en el exilio, situación que se agravó con su enfermedad y sus hospitalizaciones'.

Por otro lado, Carmen Dolores Hernández, miembro de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, dijo a Efe que la presencia de Juan Ramón en Puerto Rico 'ha sido fundamental para los lectores puertorriqueños y las investigaciones hispanas'.

Y agregó que Juan Ramón Jiménez 'avivó la fama literaria en Puerto Rico' y 'alertó a muchos poetas que empezaban con sus poemas y les daba palabras de aliento' para que continuaran con sus obras.

Juan Ramón Jiménez, que junto a su esposa e imprescindible colaboradora se exilió anteriormente a EE.UU. y Cuba, aceptó el puesto de poeta residente de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

Los vínculos familiares de Juan Ramón y Zenobia Camprubí (1887-1956) estaban relacionados con esta isla caribeña, ya que la abuela de ésta era puertorriqueña, según Matilde Albert.

Durante su estancia en Puerto Rico, Juan Ramón Jiménez entabló amistad con escritores boricuas como Luis Palés Matos y 'ese contacto fue un agente proveedor de mayores horizontes para los poetas puertorriqueños', afirmó Carmen Dolores Hernández.

Después de que, en enero de 1956, la Universidad de Maryland (EEUU) presentase oficialmente la candidatura al Premio Nobel de Literatura, llegó a la isla el periodista sueco Olle Lindquist con la intención de entrevistar al poeta.

Zenobia estaba moribunda cuando el periodista sueco fue a visitarla y, consternado porque la noticia de la concesión pudiera llegar demasiado tarde, llamó al director de su diario, quien contactó con el secretario de la Academia Sueca para explicar la situación.

El periodista sueco consiguió desde San Juan que le confirmaran extraoficialmente la concesión del galardón y se lo comunicó a Zenobia en el hospital.

Por ello, Juan Ramón supo que le había sido concedido el Premio Nobel de Literatura de 1956 de la boca de su propia esposa que permanecía ya postrada en una cama de hospital.

Unos días más tarde, el 25 de octubre, llegó la confirmación oficial, y el rector de la UPR, Jaime Benítez, suspendió las clases y convocó un acto en honor del poeta español en la sala del teatro de la universidad, que fue abarrotada por más de 3.000 estudiantes.

Aquejado de varios problemas de salud y profundamente apenado por la pérdida de su esposa, el día de la entrega del premio en Estocolmo, el 10 de diciembre, el escritor de 'Diario de un poeta recién casado' delegó en Benítez la recepción del Nobel.

Uno de los mayores legados que dejó Juan Ramón a su muerte, acaecida el 29 de mayo de 1958, fue la sala Zenobia-Juan Ramón Jiménez de la Biblioteca José M. Lazaro de la Universidad de Puerto Rico.

Dicha sala alberga una gran colección de libros y muebles, así como, el pergamino y la medalla de este Premio Nobel de Literatura de 1956.

Asimismo, también cuenta con cartas que poetas noveles puertorriqueños que enviaron a Juan Ramón Jiménez, así como libros y revistas que publicó el poeta español y que sólo se exhiben en Puerto Rico, lo que Hernández describió como 'un verdadero tesoro'.

Literatura erótica

LA JORNADA, junio de 2008

La literatura erótica sucumbió ante el poder del mercado: Glantz

Reúne en un libro sus ensayos sobre cómo ha cambiado la percepción hacia ese género

Mónica Mateos-Vega

La literatura erótica ha dejado de tener el éxito del que gozó hace 30 años, pues sucumbió a la dictadura del mercado, evalúa la escritora Margo Glantz, a propósito de la aparición de su libro La polca de los osos (Almadía) en el cual reúne varios ensayos, que analizan, entre otros temas, cómo ha cambiado la percepción hacia ese género.

La memoria en autores clásicos como Marcel Proust, Gustave Flaubert, Arthur Rimbaud y Marguerite Duras, así como la trayectoria de los escritores perseguidos por el nazismo, de Paul Celan a Primo Levi, completan el contenido del volumen, calificado por sus editores de “exquisito, apuntalado con un estilo brioso, apasionado, divertido, por momentos impetuoso pero sobre todo adictivo y brillante”.

En entrevista con La Jornada, Glantz explica que escribir literatura erótica es muy difícil, “porque puede ser absolutamente chabacana y reiterativa, sin aportar nada nuevo, descriptiva, sin ninguna vigencia literaria”.

Censura sobre el cuerpo

Hace tres décadas, cuando Margo Glantz realizó algunos de los artículos incluidos en La polca de los osos, todavía se censuraba mucho a la literatura erótica.

Al respecto, la colaboradora de La Jornada, añade: “y comenzaban a editarse colecciones como La sonrisa vertical de Tusquets, las cuales tuvieron mucho éxito y un sentido político contra la dictadura de Francisco Franco, en España.

“Treinta y pico años más tarde dejaron de tenerlo porque el franquismo ya se había agotado, había llegado la movida española y las cosas cambiaron tremendamente en varios países. La literatura erótica sucumbió a la dictadura del mercado, pues cuando la libertad se vuelve excesiva no tiene efecto.”

Además de tratar de abordar la imagen del cuerpo en el campo literario, principalmente en el territorio del erotismo, Margo Glantz habla en sus escritos de la memoria histórica de la censura sobre el cuerpo: “He rescrito los ensayos, los he puesto al día, pues si bien la revolución feminista fue muy importante, no ha sido perfecta.

“Es decir, la mentalidad de muchas mujeres, sobre todo las occidentales, ha cambiado mucho en 30 años, además de que ha habido una serie de revoluciones técnicas en relación con el cuerpo femenino que liberan una parte de la sexualidad, por ejemplo, la mujer puede controlar más su maternidad, pero es evidente que ha crecido el fundamentalismo religioso en contra de ellas, como lo vemos en México con el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, José Luis Soberanes, quien no quiere que la mujer tenga derecho sobre su cuerpo.”

Frágil, por reproductiva

“El feminismo –prosigue Margo Glantz– ha decretado que la mujer no es un ser biológico. Inclusive Simone de Beauvoir señalaba que la mujer no nace, se hace, es cultural.

“Sin embargo hay un elemento en la mujer que la liga a su ciclo biológico, al hecho de tener hijos, de ser reproductiva, la hace más frágil. El hombre, al no portar en sí la reproducción, lo hace un ser distinto, mucho más dueño de su destino.

“Entonces, ahora nos quieren controlar la reproducción, por eso es muy vigente lo escribí. A pesar de los años y de todos los acontecimientos, las mujeres no hemos dejado de ser seres esencialmente biológicos, o hay momentos en que esta condición biológica puede ser definitiva.

“La polémica en torno a la despenalización del aborto lo prueba: quieren hacer toda una serie de reglamentos bioéticos para que la mujer no pueda decidir lo que quiere hacer con su cuerpo. También lo que sucede con las niñas violadas, que la justicia se hace tonta para no permitirles abortar, las obliga a cargar con un terrible peso y hasta las culpabilizan por ser violadas.”

Glantz también analiza en La polca de los osos la pornografía, la cual se caracteriza ahora, señala, “por su capacidad de difundirse, de expandirse brutalmente a través de los medios electrónicos, de la publicidad.

“En las librerías ya no hay distingos entre Los tres mosqueteros, un libro de vampiros, Dostoievski o La montaña mágica, de Thoman Mann, y un libro abiertamente pornográfico de un pésimo escritor que sólo describa las partes sexuales.”

“Antes, por ejemplo en la Biblioteca Nacional de Francia existía una sección que se llamaba el Infierno, porque sólo podían entrar personas mayores de edad y reconocidas como Georges Bataille o Jean-Paul Sartre, que se suponía que no iban a escandalizar. Ya no sucede eso.”

El libro La polca de los osos, de Margo Glantz, se presentará el 19 de junio en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa (calzada la Purísima 212, colonia Vicentina), a las 14 horas. Participarán Álvaro Ruiz Abreu, Luz Elena Zamudio, Martín Solares y la autora.

¿Qué es la jam literatura?



EL DÍA, junio de 2008

¿Qué es la jam literatura?


Escribir en público, una experiencia que ya está aquí

¿Qué es la "Jam" literatura? Si uno fuera músico, una zapar, improvisación, jazz free, dejarse llevar y ver qué resulta con esas notas y armonías sueltas que se fusionan en pos de captar la esencia espiritual de un género. Pero la literatura no es música y en la Jam hay que dejarse ver, mostrar los hilvanes sueltos de frases y construcciones lingüísticas. Según una definición ortodoxa, Jam supone un planteo central: la improvisación de la escritura en directo, en escena. El autor -a la vista de otros, extraños o conocidos-, muestra el momento de creación, siempre vedado al público. ¿Dónde lo hace? En bares, encuentros participativos de presentación de libros, incluso en work-shops o en ferias de libros y hasta pequeños teatros, si es que se da y se brindan las posibilidades. Se trata, como aseguran algunos, de "un momento de interacción performático donde se desarrolla el concepto del aquí-ahora". Para ello se debe contar con la asistencia de la tecnología, es decir, con una pantalla grande donde los participantes puedan seguir -en vivo y presente, aunque suene redundante- el proceso de escritura del actor principal. El escribe, corrige, modifica y añade o elimina, y el resto sigue en directo las alternativas de este proceso.

En un bar de porteño de Palermo recientemente se llevó a cabo una serie de sesiones improvisadas de literatura, con el público como testigo. Surgieron durante esas experiencias de improvisación de un texto en público hallazgos valiosos, frases que suelen tener cierto valor (si es que una frase conlleva algo de valor) cuando dicen algo así como "Alguien que se exilia inventa de nuevo su intimidad". La puesta en escena: un escritor joven escribiendo en pantalla gigante delante de cien personas que leen lo que él va escribiendo mientras alguien, de atrás o del costado, le sugiere cambiar esa expresión por otra. El joven escritor se detiene, piensa, y finalmente acepta la sugerencia. Corrige a la vista del resto. ¿El resto? Toma algo, pide otra vuelta. A veces ni mira la pantalla.


EXGAE frente a SGAE

EL PERIÓDICO, junio de 2008

Un colectivo idea la gestión de derechos de autor sin la SGAE

ÁNGELA GARCÍA / BARCELONA

"Un cambio en el modelo de gestión de los derechos de autor y la libre circulación de las creaciones". Eso propone Exgae, una asociación de 24 colectivos de artistas y ciudadanos nacida en Barcelona con intención de informar y asesorar a todo el que lo solicite en materia de leyes sobre propiedad intelectual, y promover "nuevas formas de proteger la creación" alejadas de entidades de gestión privadas como la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Esta, según la Exgae, "no garantiza el acceso a la cultura" y "confunde a los autores, que no tienen control de sus obras".

La Exgae cuenta con abogados que un día a la semana, a partir del próximo martes, atenderán las consultas de los ciudadanos con respecto al registro de sus obras y los tipos de licencias a que pueden optar para su publicación (no todas son igual de restrictivas) . Explicarán las funciones y disfunciones de las entidades de gestión y ofrecerán opciones alternativas. Además, también aconsejarán a aquellos que mantienen "pleitos con las sociedades de gestión".

No obstante, la asociación apuesta por la "autogestión" y la "autodefensa", que puede hacerse gratis --las sesiones con los abogados cuestan 10 euros-- efectuando los pasos expuestos en su web y haciendo uso de las herramientas que facilitan. En internet, los interesados pueden encontrar, por ejemplo, documentos para reclamar la remuneración correspondiente a la difusión de sus obras o la carta necesaria para darse de baja de la SGAE.

DINOSAURIO MORIBUNDO

Los impulsores del proyecto dicen que "no es necesario ser miembro de ninguna sociedad de autores". Y son especialmente duros con la SGAE: "Hay formas más democráticas de gestionar los derechos de autor". Miembros del colectivo afirman que la función de esta sociedad se ha "mitificado" y se considera "necesaria para legalizar la situación de los creadores", cosa que consideran falsa y atribuyen al "absurdo" y a la "filosofía de los cobradores de impuestos del siglo XIX". Según la Exgae, estas entidades, únicas legitimadas para recaudar el pago de emisión de las obras, son "dinosaurios moribundos" porque no se adaptan a las nuevas realidades como las descargas a través de internet.

La comida en la literatura del Siglo de Oro

EL NORTE DE CASTILLA, junio de 2008

La comida en la literatura del Siglo de Oro

JULIO VALLES

POCAS cosas hay que tengan un tratamiento más amplio en la literatura de los siglos XVI y XVII que la comida y la bebida, hasta el punto de que la mayoría de los términos relacionados con la cocina, alimentos, utensilios, etc., se incluyen en el Diccionario de Autoridades precisamente por la autoridad de los escritores de obras de teatro, comedias, entremeses y novelas picarescas o de costumbres: Cervantes, Góngora, Tirso, Calderón, Quevedo y Lope de Vega hacen continuas referencias en sus obras a comidas, vinos, frutas o dulces; y no solamente estos escritores, también otros menos conocidos tienen en la cocina y sus oficios un buen argumento para sus obras.

La comida es el vehículo que utiliza Cervantes para definir a su Quijote simplemente porque en los tiempos en que se desarrolla la trama de su célebre novela, saber lo que alguien comía era conocer su importancia social y sus posibilidades económicas, como se demuestra también en el pasaje de las bodas de Camacho con su opulencia o en la lucha de Sancho para comer bien de la que a veces deserta con una cierta resignación: «y mi señor don Quijote, que está delante, sabe bien que con un puño de bellotas, o de nueces, nos solemos pasar entrambos ocho días».

Dentro del uso de la comida en la literatura un recurso muy utilizado por los escritores era hacer comparaciones y juegos de palabras con platos, ingredientes y temas poéticos como el caso del laurel y el escabeche para relacionarlos con la corona de los poetas como decía Góngora: «Cuando acaso me aproveche /de tus ramos, oh Laure-l/no sea como poeta/ ni sea como escabeche».

Otra cuestión frecuentemente tratada era asimilar la belleza y los atributos de las mujeres a elementos comestibles, como el caso del requesón, entonces llamado 'naterones' con los que Tirso de Molina hace una brillante y erótica comparación: «Las tetas son naterones / y los corpiños encellas, / que mamara amor en ellas / a no encubrir los pezones».

A veces con las comparaciones se ironizaba sobre edad y juventud en las mujeres que era un tema muy socorrido de mofa y burla: «Una doncella en su casa, /ciruela en el árbol es, / que a veces, de treinta y tres, /es con flor, ciruela pasa».

Los nombres de diferentes platos famosos se citan con frecuencias en novelas y entremeses. Por ejemplo según el Diccionario de Autoridades, capón de leche es el pollo castrado y cebado en caponera, con salvado o harina amasada con leche, como se ve en el Guzmán de Alfarache,: «Mandé a mi criado comprase un capón de leche, dos perdices y un conejo empanado.» Capón de leche se usaba como la máxima ponderación de lo exquisito. También 'carnero verde' era un guisado que se hacía con carne de carnero cortada en pedazos, sazonándola con mucho perejil, ajos partidos, rejillas de tocino, pan mojado desleído con yemas de huevo y especias, se acompañaba de diversas verduras, de donde viene el adjetivo verde, Lope de Vega, bajo el seudónimo Tomé de Burguillos, escribió sobre él: «Dice que vas quien siempre muerde / más que para galán para guisado/ porque pudiera ser carnero verde».

Calderón de la Barca en su curiosa 'Mojiganga de los Guisados' describe un torneo o concurso recitado y danzado en el que Don Estofado reta en duelo a quien desmienta la condición de Princesa de los Guisos de su dama Doña Olla, y así derrota sucesivamente al Carnero Asado, al Carnero Verde, a Don Gigote, a Don Mondongo, que defienden respectivamente a sus damas, Doña Ensalada de la Huerta, Doña Pepitoria, Doña Albondiguilla, Doña Chanfaina, etc. En el concurso, presidido por el propio Baco, Don Estofado y Doña Olla, serán proclamados príncipes en esta extraña contienda con términos culinarios.

También la comida es protagonista de algunas obras didácticas que utilizan situaciones de ésta o banquetes para la enseñanza de un idioma, como es el caso de los Diálogos de Juan Luis Vives. Igualmente en obras de corte moralista como en los Coloquios de Pedro Mexía, se emplean descripciones muy detalladas de banquetes con el pretexto de censurar los excesos:

Los escritores valoraban los consumos de ciertos alimentos que suponían sinónimo de distinción como el caso de la carne, un ejemplo lo tenemos Luis Quiñones de Benavente en el 'Entremés del mayordomo': «Lo que toca a la mesa hay mil primores / tendrán sus cuatro platos los señores, /porque no quiero ser corto ni franco. / Los jueves y domingos, manjar blanco,».

Naturalmente en la literatura de la época no podían faltar los productos del cerdo, que siempre tienen una mención especial en muchísimas obras y singularmente en la 'Alabanza del puerco' de Agustín Rojas: «Ya morcilla, el adobado, /testuz y cuajar relleno, / el pie ahumado, la salchicha, / la cecina, el pestorejo, / La longaniza, el pernil...».

En definitiva la comida y los productos comestibles fueron en el Siglo de Oro un recurso literario de gran importancia tanto en las obras de escritores famosos como en los anónimos libros de picaresca con ejemplos tan significados como el Lazarillo de Tormes o el Estebadillo González. Y si hace siglos el asunto del comer llenaba páginas y consumía tinta hoy no le vamos a la zaga.

Doris Lessing se queja del premio Nobel

EL SEMANAL, junio de 2008

La primera escritora que se queja de recibir el premio más deseado

Aunque pueda resultar paradójico, la última ganadora del Premio Nobel de Literatura, Doris Lessing, no está nada contenta con el Premio... por sus efectos secundarios

Contra todo pronóstico la escritora británica Doris Lessing, última ganadora del Premio Nobel, se ha quejado de los efectos de haber recibido el deseado galardón, ya que según la autora desde que recibió la distinción sólo ha dado entrevistas a la prensa y ha sido fotografiada.

Para la escritora de 88 años, el Nobel "ha sido un maldito desastre". "Todo lo que hago ahora es dar entrevistas y pasar el tiempo siendo fotografiada", dijo Lessing, quien admitió que su vida ha sido modificada para peor desde que ganó el premio en octubre pasado.

Además, afirmó que ha gastado casi la totalidad de los 1,5 millones de dólares del Nobel. "Ese dinero fue para mis hijos, mis nietos y mi familia. En dos años no quedará nada. Para colmo mi gestor me dice que tengo que deshacerme de ese dinero (para no pagar impuestos)", comentó en una entrevista con la radio 4 de la BBC, que reproduce el Sunday Times.

Por si fuera poco, asegura que ya no siempre tiene tiempo para escribir. "No me quedan energías. Por eso le digo a los jóvenes que escriban mientras puedan porque es un don que se va perdiendo", señaló Lessing.

El relato


EL PAÍS, mayo de 2008



Kjell Askildsen "Los relatos deben ser una minúscula obra de arte"

El autor de Desde ahora te acompañaré a casa crea un mundo de naufragios emocionales para provocar desasosiego


WINSTON MANRIQUE SABOGAL


La felicidad es un cubito de hielo en verano: anhelado, de engañosa transparencia, con un poder guardado en sus miles de agujas hipnotizadoras y que apenas puede tenerse tres segundos en la boca porque quema. Sólo queda morderlo. Craaack... Destruirlo. Disfrutarlo. Añorarlo.

Es el mundo contemporáneo que refleja el noruego Kjell Askildsen (Mandal, 1929) cuando se sienta en su escritorio a escribir a mano sus historias, custodiado por una cerveza o una copa de vino. Y no tanto para bebérselas, sino más bien como comparsas. Benditas compañías que en 55 años de escritura lo han llevado a ser considerado uno de los escritores más importantes de Noruega, mientras su nombre avanza entusiasta por Europa. Sólo ha escrito diez libros, casi todos de relatos; tres de ellos editados en España: Un vasto y desierto paisaje, Últimas notas de Thomas F. para la humanidad y Los perros de Tesalónica (todos en Lengua de Trapo) y reunidos ahora en Todo como antes (Debolsillo). Askildsen ha presentado en Madrid, su cuarto libro en España: Desde ahora te acompañaré a casa (Lengua de Trapo). Un regalo para conocer sus orígenes. Fue el primero en 1953.

Hace once años que nada de lo que escribe lo convence. La creación se le resiste como hace él mismo con las entrevistas, porque, aunque es traductor de inglés, sólo las contesta en noruego al considerar esencial expresar en su lengua materna lo que realmente quiere decir. Así es que ni por teléfono ni por internet. Accede a recibir las preguntas por la red con la condición de que alguien de su editorial noruega, Oktober, se las formule como si fuera una entrevista clásica. Después la pasa al español la traductora de sus libros, Kirsti Baggethun.

Kjell Askildsen se sabe un hombre de pocas palabras. O mejor: de precisas palabras. Un buscador de sus secretos que ha descubierto que ellas no necesitan adornos para mostrar lo que se quiere expresar. Como sus libros. Que no es lo mismo que decir minimalista, como lo han etiquetado algunos. "Tal vez sea lo que más me irrita", reconoce, "puede que haya colecciones de poesía que encajen dentro de una denominación de ese tipo, en las que no pone nada de nada. Pero yo no soy para nada minimalista, si lo dicen protesto. Nunca escribo menos de lo que tengo que decir".

De ahí que hace once años no haya encontrado nada nuevo que publicar. Entró en un silencio muy a su pesar; aunque por las noches no ha dejado de coger su bolígrafo y escribir en compañía de su cerveza o la copa de vino; pero al final nada le gusta. "He escrito algunos principios, pero llego a un punto desde donde ya no puedo continuar. Dejo lo empezado aparte, lo vuelvo a sacar, pero no consigo continuar. No sé por qué, pero tengo que estar allí, tengo que tener que escribir, pero no puedo. Quiero, pero no puedo". Cree que la edad de la jubilación laboral también alcanza a los escritores, y él ya se acerca a los 80 años.

No importa. Su mundo ya está creado, y es como adentrarse en los cuadros de Edward Hopper. El lector completa la historia de silencios, soledades, esperas, desasosiegos, frustraciones, dudas, desencantos y siente el aire de la desgracia recién huida o a punto de abatirse como una tormenta que adelanta vientos olorosos a barro.

Y bajo esos cielos, seres incapaces de expresar lo que sienten, ansiosos por buscar la felicidad y que sobreviven con sentimientos naufragados. Y en mitad de ese descampado, las relaciones familiares, las parejas acechadas por la rutina, el tedio. "En el fondo, es de lo que escriben todos los autores".

Para Askildsen lo importante en el arte no es el contenido sino la forma. "Si el texto va a resultar merecedor de ser leído, es la forma la que lo hace merecedor de ser leído, lo que yo he cultivado como autor es la forma". Con una prosa sincopada, de acuerdo a una de las palabras del prólogo-diccionario con que el escritor Julián Rodríguez presenta al narrador en Todo como antes.

¿Por qué no escribo sobre el mundo, la situación mundial o las guerras?, se pregunta. "Contestaré que sí lo hago. Porque el mundo está consignado en los relatos. Tal vez sea una afirmación algo fuerte, pero es mi opinión, de la misma manera que el mundo está consignado en mí. Soy políticamente consciente, también porque escribo sobre lo que hago. Escribo sobre nuestra época, sobre el espíritu de esta época, sin decirlo con palabras, quiero decir".

Lo importante para él "es conseguir que el lector muerda el anzuelo y eso es un proyecto artístico. El cometido del autor es hacer leer al lector. No se tiene el derecho a esperar algo del lector. Si consigues que él muerda el anzuelo, también hay que subir el pez del agua. Y entonces mi intención es que el lector en cierta manera sea sinónimo del pez que llega a tierra y se queda coleando y que no necesariamente se lo pase muy bien. Yo deseo crear desasosiego. No me gusta un relato que no crea desasosiego".

En su mundo las emociones se conjugan en futuro. Las frustraciones en presente. No hay juicios. Describe. Cuenta.

Es la felicidad en un cubito de hielo en verano: buscarlo, triturarlo antes de que queme, disfrutarlo. Añorarlo. ¿Es el precio del bienestar?

Prefiere insistir en la forma literaria que adquiere lo que relata. Recuerda que él no dice demasiado sobre aquello que no tiene que ver con el argumento del lenguaje. Es un estilo impersonal, y no escribe sobre él mismo. Salvo una vez. Fue en 1983 con Últimas notas de Thomas F. para la humanidad. "Un capricho literario, resultado de las circunstancias. Me fui a Grecia para terminar el primer episodio de Thomas F., el que se llama 'Ajedrez'. Y me rompí la pierna y me quedé acostado sobre un colchón en un patio trasero. Tenía varias historias que contar, en el mismo estilo del primer relato, sentí necesidad de hablar un poco de mí mismo y de cómo pienso. Por lo demás, procuro no dejar claro cuál es mi intención con el relato, más allá de que deban actuar como un conjunto en sí y cumplir con el propósito del relato, es decir, ser una minúscula obra de arte".

Eso lo ha convertido en uno de los maestros del cuento contemporáneo. ¿Por qué le atrae esa forma? "Seguramente tiene que ver con que escribo despacio y que no soy épico, soy de vía estrecha. Jamás sería capaz de escribir un relato que fuese tan largo como un libro entero. Habría tenido que terminar antes para que no entrasen motivos laterales. Cuando escribo sólo hay una historia que se desarrolla, y ésa es el relato".

Ernest Hemingway fue clave para su vida de escritor. También Alain Robbe-Grillet y Claude Simon, quien le inspiró en 1969 la novela Entorno, que considera uno de sus mejores libros. "Uno se hace escritor leyendo y entendiendo lo que puede hacer la lectura para las personas. Yo viví cómo la literatura se convirtió en lo más importante de mi vida estando en el instituto. También tendrá que ver con que uno no se maneja muy bien en la vida, no soy un ser social, no tengo un espíritu muy emprendedor. Uno tiene necesidad de comunicar que no se consigue aprovechar debido al tipo de persona en la que se ha convertido, alguien que busca la soledad y a quien en general la soledad le gusta, pero que también tiene aspectos de lo que a uno le falta. Entonces hay que hacer algo para salvar la imagen que uno tiene de sí mismo, para mí ese algo fue la literatura".

Sin dejarse embaucar por la vanidad de publicar. "Sólo puedo escribir cuando puedo escribir. Hay un largo tiempo de espera hasta que llegue el principio de una historia, aparece en mi cabeza una imagen que tengo que anotar. En ese momento no sé cómo se va a desarrollar el relato, pero lo hace en virtud de lo que ya he escrito. Si las últimas frases del día anterior no resultan satisfactorias, las borro y continúo desde donde me parece bien. No soy ningún crítico (literario), soy un hombre sin estudios, no poseo ninguna de las palabras necesarias para decir por qué algo es bueno. Pero la literatura es el único punto en mi vida en el cual tengo la sensación de estar seguro de mí mismo. Ésa en sí es una buena razón para escribir. Hay algo muy satisfactorio en producir algo que sabes, mientras lo haces, que va a ser bueno, y que, cuando lo has acabado, sabes que es bueno. Entonces no se puede negar que la vida se vuelve un poquito más pobre cuando uno ya no consigue esto".

Gran bisutería literaria

EL PERIÓDICO, mayo de 2008

Gran bisutería literaria


JORDI Puntí

Con un cucharón en la mano, uno de los chicos abría una olla humeante. A su lado, otro gritaba a sus compañeros: "Sopa y asado de tortuga a punto, caballeros". Se llamaban Garnet, Baxter, Service, y eran los protagonistas de Dos años de vacaciones, la novela de Julio Verne. Habían naufragado y estaban en una isla, desamparados y con una envidiable sensación de libertad. O bien esa imagen congelada de Michel Strogoff, también de Verne, cuando los esbirros del emir intentaban dejar ciego al correo del zar, por espía, quemándole los ojos con la hoja de una espada al rojo vivo (¡pero las lágrimas por su madre le salvarían!). O ese otro momento, cuando David Copperfield, el héroe de Charles Dickens, gritaba "¡Estamos perdidos!" y se caía del bote al agua, en un océano encrespado que lo engullía quizá para siempre...

Tengo en mi retina cientos de viñetas de la colección Joyas literarias juveniles, esas adaptaciones clásicas en tebeo que publicó en los setenta Bruguera. Como muchos niños de mi época, crecí leyendo y mirando --y releyendo y remirando hasta la obsesión-- esas versiones tan simplificadas como trepidantes. Deseaba tener las paperas para que me regalaran nuevos títulos. Con un amigo jugábamos a sabernos la lista de memoria. Había más de 200. "El número 11..." Respuesta: "¡Rob Roy, de Walter Scott!". "¡El 87!" "¡Botín de saqueo, de Karl May!"

Hace unos meses, en esta misma columna, Rafael Tapounet nos hablaba de las portadas que dibujaba Antonio Bernal para esos tebeos. Ahora podemos revivirlas porque Bruguera ha decidido recuperar la colección. Robinson Crusoe y Los tres mosqueteros están entre los primeros títulos reeditados. En estos tiempos de píxeles y videojuegos hiperrealistas, puede que a los más jóvenes estos dibujos les parezcan baratos como la bisutería. Y quizá lo sean, pero yo les invitaría a verlos y leerlos bajo otro prisma. Me vino la idea el otro día en el cine, viendo Be kind, rewind, la película de Michel Gondry. Las adaptaciones de Bruguera eran como esas filmaciones en vídeo casero que hacen los protagonistas. Sus versiones de películas como Los cazafantasmas o Robocop son torpes, sí, pero su mérito es que reflejan sobre todo la pasión de contar historias, a cualquier precio.

Novelas de humor

EL CORREO, mayo de 2008

"Escribo las novelas de humor sin pensar que las voy a publicar", dice Eduardo Mendoza

IÑAKI ESTEBAN / AGENCIAS | BILBAO

El escritor barcelonés Eduardo Mendoza ha presentado en Bilbao su última novela, 'El asombroso viaje de Pomponio Flato', de estilo humorístico, y que según ha señalado ha tenido una buena acogida entre los lectores -desde el 27 de marzo ha vendido más de 170.000 ejemplares y va por su sexta edición- porque ha llegado en un momento en que éstos tenían "una cierta saturación inconsciente" de libros serios y solemnes.

"El gran reto era tratar a la sagrada familia (La Virgen, José y Jesús) sin caer en el chiste barato", ha apuntado el escritor, quien hoy recibirá un premio en la capital vizcaína otorgado por el Gremio de Editores y Libreros de Euskadi. Por el momento y pese al hecho de que José de Nazaret aparezca detenido por haber cometido presuntamente un crimen, no ha tenido"problemas con nadie por el contenido del libro".

Mendoza ha considerado que también es posible que haya habido "una cierta saturación inconsciente en el público" de obras que tocan la cuestión religiosa (como 'El código Da Vinci'), también desde la perspectiva histórica y de misterio e intriga, pero con una óptica más seria y formal que la que él ha imprimido a su obra. "Te encuentras con unos 250 libros sobre María Magdalena y sobre su novio Satanás, o sobre Poncio Pilatos que era mujer. Todos con una seriedad tremenda y con las cubiertas góticas".

Por último, ha agregado que, del contenido de su novela, lo que más le ha interesado es el contraste que se da entre los dioses paganos a los que adoraba el romano Pomponio Flato, "que no castigaban casi nunca y dejaban en paz a la gente", y el dios que propone la nueva religión que se avecinaba, que basaba todo en "prohibiciones y castigos".

Una mirada a los Premios Nobel


EL CIVISMO, mayo de 2008


Una mirada a los Premios Nobel

Ni todos ni tan buenos


Qué mira, qué lee, qué pretende y qué esconde la Real Academia Sueca acerca de los Premios Nobel de Literatura. Una perspectiva profunda y crítica de la Licenciada Vaccaro, compilada en más de 500 páginas editadas por la Universidad de Sevilla


“El libro es el único objeto en el mercado global que no tiene normas de calidad. La única pauta para editarlo, ponerle precio y decidir que se venda es el interés del público. Entonces, un escritor pésimo vende porque hay interés, y quizá un escritor excelente ni siquiera llega a editarse”. Ésta fue una de las reflexiones de la Lic. Laura Vaccaro durante el diálogo con EL CIVISMO acerca de su trabajo recientemente publicado “Los Premios Nobel de Literatura. Una lectura crítica”.

Hizo su carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires y pensó en la idea de hacer el doctorado, especializarse en algún tema. “Me pareció interesante porque no estaba cubierto, nadie había investigado el tema en profundidad. No sólo en Argentina, sino en el mundo. No había un libro que se dedicara a la literatura desde lo profesional, que luego de haber leído a todos estos escritores pudiera opinar desde la lectura de las obras. Hay mucha información, en internet hay muchísima, pero son pequeñas reseñas biográficas de cada uno. Encontrás algo sobre cada uno en particular pero no la mirada de conjunto”, explicó la investigadora.

La lógica revela el por qué: había que estar años leyendo porque hasta la actualidad, son 104 escritores. “No sólo eso. Son autores de distintos lugares y de distintas épocas. Chinos, japoneses, africanos, un montón de europeos, estadounidenses y pocos latinoamericanos. Recorres el planeta, y al recorrerlo encontrás desde escritores alemanes en la Segunda Guerra Mundial, hasta escritores chinos durante la guerra de Manchuria. Entonces tenés que saber qué estaba pasando en cada lugar, si no, no capturás lo esencial de cada libro, de cada escritor. Había que ponerse a estudiar historia, a leer todo lo que circundaba cada libro. Por eso tanto tiempo”.

Aunque al decirlo parezca una tarea faraónica, Vaccaro le dedicó cinco intensos años a la investigación y otros dos a darle forma de libro a todo su trabajo. Finalmente, y siguiendo lo que en materia de investigación acontece en el país, lo publicó en la Universidad de Sevilla, España.

Son múltiples las apreciaciones y reflexiones que la investigadora local ofrece en su obra de más de 500 páginas. En una charla con EL CIVISMO, comentó algunas de ellas.

Canon literario

Tanto a nivel formal y académico como a nivel popular se ha escrito mucho sobre el canon literario, es decir, qué habría que leer para ser culto, o lo que se llama cultura general. Los expertos son quienes dicen qué leer y qué no. Ése es el único aval posible para un lector inexperto.

Al respecto, Vaccaro explicó que “hay una serie de libros que salieron en los últimos años en nuestro país sobre esto y también tengo otros que se publicaron en Estados Unidos. Claro que son otros recortes, otras selecciones. A mí lo que me interesaba es qué hay detrás del recorte, no me interesa que me digan qué leer, sino cómo recortar. En la industria hay normas de calidad. Fabricás un vino y hay una serie de normas que cumplir y si no lo haces no te dan la etiqueta que avaló la norma. Así, hay una relación precio–calidad, que tiene que ver con el cumplimiento de esas normas que garantizan mínimamente la calidad del producto. En cambio, el libro es el único objeto en el mercado global en el que eso no sucede. La única pauta para editarlo, ponerle precio y decidir que se venda es el interés del público. Entonces un escritor pésimo vende porque hay interés, y quizá un escritor excelente no llega a editarse”.

En este sentido, los premios literarios parecen funcionar como avales de calidad: pero lo hacen mal. “Parecería que si le ponemos el sello del Premio Nobel de Literatura tenés asegurada la calidad y no es así de ninguna manera. Ésta es una de las cuestiones que yo discuto. La conclusión del libro es que de los 104 escritores rescato menos de la mitad. Los que rescato son excelentes, pero es muy poco para tratarse del premio literario más prestigioso del mundo. Después, si te pones a hilar fino en otros premios literarios pasa lo mismo”, concluyó.

Sorpresas y decepciones

A lo largo de la investigación Vaccaro descubrió obras y autores buenos y malos. “Me sorprendió descubrir a escritores que no sabía ni el nombre. Cuando empecé esto tomé la lista de los ganadores y había nombres que no había oído jamás. En algunos casos descubrí escritores formidables. Me decepcionó encontrar escritores francamente malos, e incluso me decepcionó encontrar libros malos de escritores que por otros conceptos son muy buenos. Porque el problema del Nobel es que ellos no premian un libro, premian una obra completa. Distinto es el caso de otros premios que lo hacen a un libro, entonces la norma es mucho más objetiva”.

La historia del siglo XX

Para entender autores y obras, Vaccaro necesitó ahondar en las historias particulares de cada uno de los autores y libros. “Fue fascinante la lectura del entramado. Empezar a leerlos a todos, en qué época escribían, qué estaba pasando, éste se conoció con este otro, éstos estaban de este bando o de otro respecto de lo que pasaba en ese momento. Se va contando la historia a través de estos libros. Porque este premio se empieza a dar en 1901, entonces recorre todo el siglo XX. Podés leer el siglo a través de estos escritores. Esto también es un capítulo del libro”.

Quiénes quedaron fuera

Es sabido que son innumerables los nombres que quedaron fuera de este reconocimiento internacional. Al respecto comentó que “no necesitas un especialista para nombrar a Borges. Los rusos te pueden nombrar a Tolstoi, a Chéjov, todos escritores que estaban vivos. Porque esa es la otra, ellos dicen: “pero se nos había muerto”. Los franceses te pueden nombrar a Proust, eso es terrible. Los checos te pueden nombrar a Kafka. Cuando yo hablo del libro en España digo que los pocos españoles que lo ganaron, son ignotos, salvo alguno como Juan Ramón Jiménez, el resto son escritores irrelevantes si uno los compara con los monstruos de la literatura española. No hay ninguno de los grandes y hay un montón de regulares. Latinoamérica tiene la misma representación en el premio que África: cinco o seis cada uno. Además, en Latinoamérica hay dos escritores centroamericanos pero de habla inglesa, o sea que esos no cuentan para la parte latina de América. Es un espacio vacío en el premio. En algún lugar del libro yo digo que el premio es europeo, blanco y varón. En general ésa ha sido la línea, hay 11 escritoras y 3 negros, esto no es ni malo ni bueno, pero la mirada de la Academia, durante mucho tiempo recayó en Europa y Estados Unidos, el resto del mundo se caía en el precipicio”.

Algunos autores de relevancia llegaron a su posición luego de su muerte. “En algunos casos es verdad, y la Academia se agarra de ese argumento que es válido. Pero bueno, en primer lugar, ellos se constituyen en jurado literario. Es como si un médico me dijera: `y bueno, pero la gente no sabía que existía la penicilina’. Sí bueno, pero el experto sos vos, la gente común no tiene que venir a decirte que descubrieron a Kafka. Es al revés; ellos son el tribunal literario constituido como juez apto para detectar estas cosas. La segunda cuestión, es que es cierto a medias; porque todos los que nombré que quedaron afuera estaban todos vivos, entonces es responsabilidad de ellos”.

Sólo para hoy o para la eternidad

Entre los criterios que pueden pensarse a la hora de seleccionar autores puede discutirse entre la temporalidad de algunos autores -que puede transformarse en oportunismo- o la universalidad y atemporalidad que los transforman en clásicos.

“Hay bastante de eso también. Te doy un ejemplo muy reciente: cuando ocurrió el atentado a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre. La ceremonia oficial de los Premios es el 10 de diciembre, en Estocolmo, pero el premio se anuncia al mundo en octubre. Quiere decir que entre el atentado a las Torres y el anuncio, pasaron 20 días. Ese año el premio cayó sobre un escritor centroamericano de habla inglesa, Naipaul. Él escribe en contra del Islam, pero de una manera ultrafanatizada, es decir, todo lo que procede del Islam es perverso, lleva a la destrucción y a la guerra santa. Hace una lectura completamente propicia y funcional a la política de Bush. Ese tipo ganó el Nobel. Vos lo lees y decís, busquemos una idea. Cerrás el libro y no encontrás nada”.

Saludo

Hola te doy la bienvenida a mi blog en el que encontras noticias literarias de interés, poemas, relatos y todo aquello que tenga que ver con la literatura. Gracias por tu visita.